Todos sabemos que nuestras acciones tienen sus repercusiones en los que nos rodean. Newton, en el año 1687, ya se nos había adelantado y añadiendo a las experiencias de Galileo las suyas propias, publicó un libro titulado Philosophiae Naturalis Principia, que cómo veis está guardado celosamente.
En el laboratorio, comprobamos el tercero de estos principios, el Principio de Acción y Reacción. Para ello construimos un vehículo como el de la figura y observamos como la salida del gas por la boquilla del globo provocaba efectivamente el movimiento del carrito en sentido contrario, impulsado por una fuerza exactamente igual a la ejercida por los gases pero de sentido contrario.